24 abr 2023

El Aura Humana ¿qué es?


 El término "aura" ha sido utilizado desde la antigüedad para describir un campo de energía que rodea a los seres vivos. En la cultura popular, se asocia comúnmente con la percepción extrasensorial y la espiritualidad. Pero, ¿qué es realmente el aura humana y qué podemos aprender de ella?

El aura se refiere a la energía que emana del cuerpo humano y se extiende más allá de los límites físicos. Aunque no es visible a simple vista, algunas personas son capaces de percibirla como un campo de colores y texturas. Según la teoría del aura, cada color y textura representa una emoción, un estado de ánimo o una parte del ser humano.

En la actualidad, la ciencia ha demostrado la existencia de campos electromagnéticos alrededor de los seres vivos, incluyendo a los humanos. Estos campos pueden ser medidos y cuantificados mediante tecnologías especializadas, como la electromiografía y la resonancia magnética.

Además, se ha demostrado que el estado emocional y mental de una persona puede influir en el campo electromagnético que la rodea. Por ejemplo, un estado de estrés o ansiedad puede generar una vibración más densa y oscura, mientras que la alegría y la paz interior pueden crear una vibración más liviana y luminosa.

La interpretación del aura puede proporcionar información sobre el estado emocional y mental de una persona, así como sobre su salud física y su potencial espiritual. Algunos terapeutas utilizan la lectura del aura como una herramienta para identificar y tratar problemas de salud o emocionales, mientras que otros la utilizan como una forma de conectar con la espiritualidad y la energía universal.

Es importante tener en cuenta que la interpretación del aura es subjetiva y depende en gran medida de la percepción del observador. Además, la lectura del aura no debe ser utilizada como un sustituto del diagnóstico médico o la terapia profesional.

En conclusión, el aura humana es un campo de energía que rodea al cuerpo y puede proporcionar información valiosa sobre el estado emocional, mental y físico de una persona. Aunque su interpretación puede variar según la perspectiva del observador, la comprensión del aura puede ser una herramienta útil para la exploración espiritual y la mejora personal.

19 jun 2016

La prueba científica de la Reencarnación



Dr. Ian Stevenson
Probablemente la más conocida, si no las más respetada, recogida de datos científicos que parecen proporcionar pruebas científicas de que la reencarnación es real, es un trabajo de toda una vida el del Dr. Ian Stevenson. En lugar de depender de la hipnosis para comprobar que un individuo ha tenido una vida anterior, en su lugar optó por reunir miles de casos de niños que de forma espontánea (sin hipnosis) recordaban una vida pasada.

El Dr. Ian Stevenson utiliza este enfoque, porque los espontáneos recuerdos de vidas pasadas en un niño pueden ser investigados mediante estrictos protocolos científicos. La hipnosis, aunque son útiles en la investigación de las vidas pasadas, es menos fiable desde una perspectiva puramente científica. Con el fin de recabar datos, el Dr. Stevenson metódicamente documenta las declaraciones de una vida anterior del niño. Luego se identifica a la persona fallecida que el niño recuerda haber sido, y verifica los hechos de la vida de la persona fallecida que coinciden con la memoria del niño. Incluso coincide con las marcas de nacimiento y defectos de nacimiento de las heridas y cicatrices en el fallecido, certificado por los registros médicos. Sus métodos estrictos de manera sistemática descarta todas las posibles explicaciones “normales” de los recuerdos del niño.

El Dr. Stevenson ha dedicado los últimos cuarenta años a la documentación científica de los recuerdos de vidas pasadas de niños en todo el mundo. Cuenta con más de 3.000 casos en sus archivos. Muchas personas, incluso los escépticos y los académicos, están de acuerdo en que estos casos ofrecen la mejor evidencia hasta ahora de la reencarnación.Las credenciales del Dr. Stevenson son impecables. Él es un doctor en medicina y tenía muchos artículos académicos en su haber antes de que comenzara la investigación paranormal. Él fue jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, y Director de la División de Estudios de la Personalidad en la Universidad de Virginia.

La idea de que algunos niños de edades entre tres o cinco años no sólo recuerden una existencia anterior, sino que además puedan identificar a sus seres queridos en ella, golpea a la mayoría de los occidentales y al ser tan extraño obliga a la incredulidad. Tal vez por eso el investigador más destacado del mundo en este fenómeno, el Dr. Ian Stevenson, ha tenido tan poca atención.Desde finales de los años sesenta el Dr. Ian Stevenson, ha documentado casos en la India, África, el Cercano y el Lejano Oriente, Gran Bretaña, Estados Unidos y otras partes, en los que niños pequeños han asombrado a sus padres con detalles precisos sobre las personas que afirman haber sido. Algunos de estos niños han reconocido sus antiguos hogares y barrios, así como amigos y familiares que aún vivían. Recordando los acontecimientos de sus supuestas vidas anteriores, entre ellos la muerte a menudo violentas. A veces, sus marcas de nacimiento se asemejan a las cicatrices que corresponden a las heridas que provocaron, según ellos, la muerte.Sus estudios son escrupulosamente objetivos y metodológicamente impecable. 

El fallecido Herbert S. Ripley, ex-presidente del departamento de psiquiatría de la Universidad de Washington en Seattle, señaló: “Tenemos la suerte de tener a alguien de su habilidad y alta integridad investigando esta controversial área.” El Dr. Harold Lief escribió en el Journal of Nervous and Mental Diseases: “O él está cometiendo un error colosal, o será conocido como el Galileo del siglo XX”.


En 1957, Stevenson fue nombrado Jefe de Psiquiatría en el Hospital de la Universidad de Virginia, y dirigió la División de Estudios de la Personalidad. Autor de numerosos artículos en revistas psiquiátricas profesionales. En 1964 abandonó la psiquiatría para dedicarse por completo a la investigación de los fenómenos psíquicos y la reencarnación. Por suerte, el primer ensayo de Stevenson de las vidas pasadas, “La evidencia de supervivencia a partir de los recuerdos reclamados de encarnaciones anteriores”, publicado en 1960, llamó la atención de Chester Carlson, el inventor de la máquina Xerox. En 1961, previo al viaje de Stevenson a India, Carlson le ofreció fondos para costear su investigación, los cuales Stevenson en ese momento no aceptó.Posteriormente Stevenson cuenta:
  • “Cuando el primer viaje a India me mostró la necesidad de realizar futuros viajes, ocurrió que me di cuenta que solo podría realizarlos si podía reducir el tiempo que le estaba dedicando a la clínica práctica. Chester Carlson hizo posible esto a través de donaciones que realizó a la Universidad de Virginia.”…
  • “Como donante de fondos para investigación, Chester Carlson era inusual, quizás único. Insistió en dar en forma anónima, pero esto también lo habían hecho otros donantes. La mayoría de donantes, sin embargo, posteriormente se mantenían alejados de los detalles de la investigación a la que ellos mismos daban soporte. Chester Carlson, en contraste, seguía los detalles de la investigación -al menos lo que yo estaba haciendo- con un penetrante entusiasmo. Dijo que le gustaría observar algunas de mis entrevistas, y me acompañó en uno de mis viajes de estudio por Alaska, donde yo estaba estudiando casos entre la gente Tinglit. Él a veces hacía preguntas, pero nunca era inoportuno. Rara vez daba alguna sugerencia, pero lo que él decía siempre merecía mi atención. Mi amistad con él pertenece a las más importantes y placenteras de mi vida”…
Luego de sucesivos viajes, Stevenson compiló los casos más significativos que había estudiado hasta ese momento y en 1966 publica su libro clave: 20 Casos Posibles de Reencarnación (Twenty Cases Suggestive of Reincarnation, Stevenson 1966/1974a).
Vicente Merlo hace una descripción del mismo:
“El enfoque metodológico es muy concreto y específico. Se trata del estudio minucioso y exhaustivo de veinte casos de recuerdos espontáneos de vidas anteriores, acaecidos a niños entre los dos y los cinco años de edad. El autor ha entrevistado tanto a los sujetos en cuestión como a todos los familiares, vecinos y personas implicadas en las historias correspondientes. En algunos casos la riqueza de datos es considerable y el porcentaje de confirmaciones de éstos suele ser elevadísimo. Los veinte casos que componen el libro están seleccionados de los mil doscientos casos que Ian Stevenson había recopilado hasta ese momento.”
Entre 1966 y 1971, por ejemplo, Stevenson registró un promedio de 55.000 kilómetros al año, a menudo haciendo visitas y entrevistas hasta 25 testigos de un solo caso. En la actualidad se cuenta con 2.500 casos de todo el mundo en el archivo, la mayoría aún sin examinar por falta de dinero e investigadores. Carlson, quien murió en 1968, dotado de una cátedra en la Universidad de Virginia.

En 1968 fallece Chester Carlson. Stevenson lo siente como una gran pérdida personal. Su amistad con él y con su esposa Dorris habían enriquecido su vida en forma emocional. Para Stevenson, sin embargo, su muerte también significaba el fin de sus subsidios anuales para colaborar en su investigación.

Luego, ante el asombro de la mayoría, y del mismo Stevenson, se enteraron que Chester Carlson había legado en su testamento la suma de un millón de dólares a la Universidad de Virginia para ser destinado a las investigaciones de Stevenson.

Se creó entonces una controversia entre los propios administradores de la Universidad, algunos se oponían a que esa suma de dinero fuera dispuesta para apoyar las investigaciones de Stevenson. Al final, los partidarios de Stevenson (entre los que se encontraba el Presidente de la Universidad Edgar Shannon) prevalecieron, apoyándose en las palabras de Thomas Jefferson, fundador de la Universidad:
“Esta institución”, escribió Jefferson en 1820, “va a estar basada en la ilimitada libertad de la mente humana. Porque aquí no tenemos temor de seguir la verdad adonde sea que ésta nos guíe, ni tampoco a tolerar ningún error mientras la razón sea dejada en libertad de combatirlo” (Lipscomb & Bergh, 1903: 303)
Stevenson entonces decidió dedicarse por completo a la investigación de los fenómenos paranormales, particularmente aquellos que sugirieran la existencia de vida después de la muerte. (Esta decisión nos cuenta Stevenson que ya la había tomado antes de la muerte de Carlson). Renunció a su cargo de Presidente del Departamento de Psiquiatría, luego de negociar el establecimiento de la nueva División dentro del Departamento: “División de Estudios de la Personalidad”.

Stevenson continuó su trabajo solo, pero luego se fueron agregando paulatinamente a su equipo de trabajo hombres como Gaither Pratt, Rex Stanford y John Palmer. Las publicaciones de estos tres investigadores han provisto de un capítulo importante a la historia de la parapsicología.

Luego de algunos años también trabajaron junto a Stevenson los que luego se transformaron a su vez en investigadores independientes: Bruce Greyson, Satwant Pasricha, Emily Kelly y Antonia Mills. Más recientemente Jim Tucker se unió a su equipo y se mostró a sí mismo como un prolífico y altamente competente investigador y autor. También se debe mencionar aquí a Erlendur Haraldsson, de la Universidad de Islandia, y a Jurgen Keil, de la Universidad de Tasmania, que mantuvieron sus posiciones académicas, pero recibieron fondos de la División para colaborar en estas investigaciones.

Stevenson enumeró las dificultades que a veces encontró para que sus investigaciones llegaran a ser publicadas. Destaca la gran colaboración que tuvo por parte de Walker Cowen, quien fuera fundador y Director de la University of Virginia Press, que fué quien publicó sus investigaciones desde 1970 hasta 1987, año de la muerte de Cowen.
Stevenson comenta:
“El hizo capaz que yo pudiera publicar por escrito un sustancial número de reportes de casos que de otra manera hubieran quedado como manuscritos en los estantes de mi oficina. El me admitió que creía que mis libros “eran para el futuro” . Desafortunadamente, él murió antes de ese futuro que él esperaba ver realizado, y su sucesor tenía una diferente opinión de cómo tenía que ser ese futuro. Tuve que encontrar un nuevo editor, pero la fortuna me favoreció nuevamente y me condujo a Praeger Scientific Publishers y luego a Robbie Franklin de McFarland and Company.”
En 1980 un colega de la universidad le presentó a Peter Sturrock, quien le explicó su idea que luego se convirtió en la Society for Scientific Exploration. Esta sociedad mantenía una publicación (Journal of Scientific Exploration) que fué de gran utilidad para dar a conocer a otros científicos las investigaciones realizadas por el equipo de Stevenson.

Comentaba Stevenson sobre la favorable política de la Sociedad de aceptar las publicaciones que muchas veces desafiaban el punto de vista que mantenían otros científicos:
“La Sociedad me ofreció las primeras oportunidades de reportar adecuadamente dos de mis más significativas investigaciones. Me refiero, en primer término, a las marcas de nacimiento y malformaciones que ocurren frecuentemente en niños que han presentado memorias de vidas pasadas; y segundo, a lo que yo creo que son importantes residuos de comportamiento inusual derivado de estas vidas pasadas. Ya en mi primer viaje a Asia en 1961 los informantes persistían en llamar mi atención a estos dos rasgos de los casos. Ahora encuentro que esto ha significado una fuente de disgusto para mí el no haberme decidido a publicar los detalles completos sobre las marcas de nacimientos y malformaciones hasta 1997.”
Stevenson cuenta en uno de sus libros que le llevó más de diez años el empezar a darle el valor que tenían las marcas de nacimiento y los comportamientos de los niños. Al principio solo los tomaba como coincidencias y ponía toda su atención en las declaraciones verbales de los niños.
En 1997 Stevenson se embarcó en un proyecto que parecía un tanto audaz, pero que a la vez tenía la posibilidad de hacer conocer sus investigaciones a un público general.
Así lo expresa Stevenson:
“Accedí al pedido de un escritor de acompañarme en viajes de estudio por Asia. El iba a mirar “por encima de mi hombro” cuando yo condujera las entrevistas para los casos. Iba a pagar sus propias expensas y luego iba a ser libre de escribir sobre sus impresiones sin censura de mi parte. Esto terminó saliendo bien. El escritor era Tom Shroder, que es actualmente un “senior editor” con el Washington Post. Tom era un sociable compañero de viaje, y soportó bien las frecuentes asperezas e incomodidades de los viajes por Lebanon e India. El libro que escribió se titula: “Old Souls: The Scientific Evidence for Past Lives” (Shroder, 1999). Lo que dice me parece honrado, hacia mí y, lo que es más importante, honrado hacia los niños que recuerdan estas vidas. Este libro también ha colaborado a difundir la información sobre los casos de estos niños.”
Por su parte, Tom Shroder cuenta en su libro, que al finalizar uno de sus últimos viajes junto a Stevenson, éste le hizo una pregunta a Schroder (que, en palabras del mismo Schroder, en realidad era un extraño, un periodista escéptico que había visto lo que el tenía para mostrar).
Stevenson le pidió que le explicara:
“Cómo los científicos, que profesan no mantener ningún dogma que la evidencia razonable no pueda abolir, ignoran los volúmenes de evidencia razonable que se les han provisto.”
Tom Schroder escribió un libro completo sobre sus viajes con Stevenson. Si bien no aporta significativas nuevas evidencias, nos presenta el lado humano de Stevenson en toda su magnitud.
Cuenta Schroder que en una ocasión le preguntó a Stevenson si él consideraba que sus investigaciones habían “probado” la reencarnación. A lo que Stevenson contestó:
“Yo no pienso que haya ningún tipo de prueba en la ciencia aparte de las matemáticas”, sin embargo, agregó, “Sobre los casos que conocemos hoy -al menos para algunos de ellos-, la reencarnación es la mejor explicación que hemos podido encontrar. Hay un impresionante volúmen de evidencia, y pienso que con el tiempo se está haciendo cada vez más fuerte. Pienso que una persona racional, si lo desea, puede creer en la reencarnación en base de esta evidencia”
Ian Stevenson murió a los 88 años a causa de una neumonía, el 8 de Febrero de 2007 en Charlottesville.

Fuente: https://elnuevodespertar.wordpress.com/2012/02/21/la-prueba-cientifica-de-la-reencarnacion/

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14 jun 2016

¿Qué es el esoterismo?




Podría empezar con una definición simplista: "esotérico es todo lo que está oculto a la mayoría", para complicarlo con: "es la verdad más trascendental, oculta tras los símbolos que la representan, por parábolas que la ocultan o por alegorías que la velan". De donde se comprende que las enseñanzas esotéricas tengan el carácter de estrictamente reservadas a los iniciados. Haciéndose fácil intuir que el esoterismo trata de cuanto relaciona al ser humano con el Todo Universal (el G.·. A.·. D.·. U.·. para los masones), en los planos físico, psíquico y espiritual.

Por lo tanto y antes de ir más adelante, entendamos que no existe una ciencia esotérica, sino una multiplicidad de ellas, pues siendo el esoterismo "el corazón y el espíritu de las religiones", cada una de ellas conservará conocimientos de carácter esotérico, más o menos secretos, más o menos ocultos a sus adeptos, más o menos misteriosos. Sin olvidar que todas las religiones han surgido de un conocimiento común, presente en el subconsciente de la humanidad desde su cuna, quizá como un acervo cultural herencia de un Universo que precedió al actual, dentro de la eterna rueda de las sucesiones y transmutaciones que toda materia, visible o invisible, sufrió, sufre y sufrirá por los siglos de los siglos.

"Como es arriba es abajo", decían los alquimistas del medioevo y recogían los rosacruces renacentistas, resumiendo en una sola frase toda la filosofía de la dualidad. Arriba y abajo, blanco y negro, el bien y el mal, lo conocido y lo secreto: Exoterismo y esoterismo, los dos aspectos de una misma doctrina, de un mismo conocimiento. En apariencia opuestos, realmente complementarios; abiertos los unos a la generalidad de los mortales y reservados los otros a los iniciados, al círculo interno, a los que han merecido llegar al conocimiento.

Como bien saben los kabalistas, existen las letras y el espíritu de las mismas. Coexisten sin que, los no iniciados, lleguen ni siquiera a sospechar que los signos (símbolos) que conocemos como letras, puedan tener mayor alcance, más significado que el por la mayoría conocido ¡el que el racionalismo científico las atribuye!

Sírvame esto como ejemplo del aparente significado y el espíritu del símbolo, este último desconocido para el no iniciado, secreto por su misma naturaleza, de forma que nadie tiene poder para divulgarlo. Continua y continuará inexpresado e inaccesible a los no iniciados, a los profanos, y solo por símbolos se le podrá alcanza. Téngase por bien entendido que el Maestro no transmite a sus discípulos el secreto en sí, sino el símbolo y la influencia espiritual que hace posible su comprensión.

Distinguiéndose tres etapas o niveles de dificultad creciente en la noción y comprensión de lo esotérico:

El secreto, o misterio, es lo que en principio se recibe en silencio; es un esoterismo "objetivo". Luego se prohíbe hablar de ello; es un esoterismo "subjetivo". Para, finalmente, resultar difícil referirse incluso al mismo; es un esoterismo "esencial" o metafísico, con el que se unifican por el interior todas las doctrinas tradicionales.

Un error frecuente es considerar al esoterismo como materia de carácter religioso, pues lo religioso no tiene, ni mucho menos, el monopolio de lo sagrado. Por otra parte el esoterismo tampoco puede convertirse, como sucede a veces, en una religión especial para uso de privilegiados, ya que constituyendo un punto de vista sobre lo sagrado, no puede ser lo sagrado en sí. Quizá la mejor explicación sobre la diferencia entre el esoterismo y lo religioso, sea decir que lo que en el esoterismo es secreto, en la religión se convierte en misterio.

No tiene el esoterismo un vocabulario especial y secreto, solo conocido por los iniciados, pues teniéndola ya no sería esoterismo. Lo que hace es dar un sentido especial a términos de uso habitual en otras disciplinas, debiéndose tener en cuenta que esos medios de expresión o comunicación datan de la época en la que quedaron fijados sus significados, por lo que cuando tratamos de esoterismo debemos tener en cuenta el concepto del mundo que correspondía al espíritu de los contemporáneos y el estado de la ciencia en aquel tiempo.

Los filósofos de la Grecia clásica reconocían una realidad superior habitada por energías invisibles. Colocaban al hombre en el centro del Cosmos y partiendo de él dividían el universo en un ternario de manifestaciones que incluían un plano físico o material, un plano psíquico y un plano espiritual, en una jerarquía que durante milenios fue la base de toda enseñanza.

Centrar al hombre en el Cosmos fue la consecuencia de la identidad de los elementos que componen al uno y al otro. Al respecto los pitagóricos consideraban que el hombre constituye en sí un microcosmos, doctrina que fue aceptada por Platón y que permitió, partiendo de la analogía armoniosa que une al Cosmos y al hombre, es decir, al macrocosmos con el microcosmos, distinguir en el hombre tres formas de existir:

Al mundo, o plano material, le corresponde el cuerpo.
Al plano psíquico le corresponde el alma.
Al plano espiritual el espíritu.

Esta división dio lugar a tres disciplinas:

La ciencia de la naturaleza, o física.
La ciencia del alma, o psicología.
La ciencia del espíritu o metafísica. Llamada así por entender de todo lo que está más allá de lo físico.

Es importante tener en cuenta que el espíritu no es una facultad individual, sino una facultad universal que está unida a los estados superiores del ser.

Esta división ternaria entre cuerpo físico, alma y espíritu, que hoy puede resultarnos extraña, fue común a todas las doctrinas de la antigüedad aun que sus respectivos límites no siempre sean plenamente coincidentes.

La encontramos en las más antiguas tradiciones chinas e hindúes, y el propio Génesis de la tradición judía presenta al alma viviente como el resultado de la unión del cuerpo físico y el soplo del espíritu.

Forma parte del pensamiento de Platón, traduciendo más tarde los filósofos latinos el ternario: noûs, psyche y soma, del griego clásico a su equivalente latino: spiritus, anima y corpus.

Incluso la primitiva tradición cristiana heredó la tripartición expresada por Juan al principio de su Evangelio, fuente del esoterismo cristiano. El ternario Verbum, Lux y Vita que Juan enumera es exactamente el de los tres mundos: espiritual, psíquico y corporal, representando la luz el estado psíquico o sutil que está presente en todas las teofanías.

Lo que separó al cristianismo del pensamiento tradicional, fue el interés que los pensadores cristianos tuvieron siglos más tarde en negar al alma un elemento sutilmente corporal, como hiciera toda la escuela platónica. De forma que los pensadores cristianos de tanto acercar alma y espíritu llegaron a unirlos y confundirlos, separandose con ello de todo el pensamiento clásico.

Con ello dieron lugar al dualismo de alma y cuerpo y a la confusión de lo psíquico y lo espiritual, entre cuyos planos, tan diferentes para todo el pensamiento clásico, el mundo exotérico de tradición cultural cristiana no ve hoy diferencia alguna.

Pero, volviendo al esoterismo, que es lo que nos interesa, la jerarquía de valores del ternario: intuición, razón e intelecto, son las tres facultades del ser humano que le sirven para tomar conciencia de los tres estados: físico o cuerpo, psíquico o alma, espiritual o espíritu. La intuición sensible para el cuerpo, o plano físico; la imaginación para el alma, aun que sería más acertado decir la razón e imaginación para el plano psíquico mental; y el intelecto puro, o intuición trascendente, para el plano espiritual.

El conocimiento esotérico no puede ser comprendido nada más que por el espíritu, es decir, por la intuición trascendente o intelecto puro, que corresponde a la evidencia interior de las causas que preceden a toda experiencia. Siendo este el medio específico que tenemos para acercarnos a la metafísica, al conocimiento de los principios de orden universal. Con él se abre un dominio en el que no hay oposiciones ni conflictos, ni complementariedades ni simetrías, porque el intelecto se mueve en el orden de una unidad y una continuidad supra individual y supra racional. Al respecto Aristóteles dijo que "el intelecto es más verdadero que la ciencia".

Como la metafísica escapa por definición a la burda realidad de la razón, precisa de algunos elementos de su mismo orden para expresar el conocimiento esotérico. Mas siendo la propia naturaleza del conocimiento inexpresable e inimaginable, acude a conceptos únicamente abordables mediante símbolos. Medio de expresión que no niega ninguna realidad de orden alguno, pero los subordina todos por el poder de los arcanos.

Las ideas platónicas, las invariables matemáticas, los símbolos de las artes antiguas, son ejemplos de los planos diversos de la realidad.

La ciencia moderna, al contrario, tiene como instrumento dialéctico la razón y como dominio el dominio general. La razón es sólo un instrumento unido al lenguaje, que se usa para todos los fines y que permite respetar las reglas de la lógica y la gramática, sin implicar o garantizar ninguna certidumbre respecto a la realidad de sus conclusiones y todavía menos a sus premisas.

La razón es solamente un modo puramente deductivo y discursivo, un "habitus conclusionum", según Santo Tomás, que no remonta a las causas.

Es una red de mallas más o menos apretadas, lanzada sobre el mundo de los fenómenos, que forma cuerpo con ellos cuando éstos son bastante densos, pero que los deja pasar y los ignora cuando son más sutiles. Para la ciencia y la razón, un hecho no observado o no mensurable sencillamente ¡no existe!. Y menos aún cuando se trata de algo que no sea un hecho físico.

Pero cualquiera que se pare a meditar sobre esa limitación de la ciencia oficial, comprenderá que la realidad no puede estar ligada por la grosera traducción hecha de la misma, ni limitada por una tecnología que la historia y su propia evolución nos ha enseñado que siempre es provisional.

La respuesta que da la razón, puesto que no es más que una respuesta a una cuestión planteada, depende mucho de la pregunta formulada y de su planteamiento. Está condicionada por ella en su unidad, su medida y su escala de valores.

Toda respuesta basada en la razón esta ya en cierta forma condicionada en la pregunta por los postulados de que parte. El eco parece así el modelo de toda respuesta inteligente, como la tautología, o repetición inútil de una misma definición expuesta de distintas maneras, es el modelo de todo razonamiento riguroso.

Por el contrario, la palabra solo adquiere su sentido más profundo en su causa, como eco de un pensamiento que usa palabras arcaicas, que son símbolos, para evocar una realidad siempre actual, pero que se convierte en esotérica por el materialismo progresivo de la inteligencia.

Tampoco la experiencia puede garantizarnos la verdad, porque la experiencia personal esta limitada exclusivamente a nuestra historia humana, y esta es excesivamente breve, excesivamente reciente, excesivamente joven, excesivamente limitada, en un universo que ha conocido estados muy diferentes y que no puede tener con ella ninguna medida común. No tiene en cuenta la experiencia la cualidad especifica de los tiempos, que solo puede revelarle un testimonio directo, procedente de la más remota de las edades, o sea, de una tradición.

Pero para entender la tesis es necesario comprender lo que realmente significa el concepto de tradición, generalmente negado, desnaturalizado o mal conocido. No se trata de la expresión del colorido local, de costumbres populares que como mucho se remontan a unos pocos centenares de años, ni de costumbres curiosas recogidas por los anales, sino del mismo origen de todas las cosas.

La tradición, en el sentido exacto del término, consiste en la transmisión innata e inmanente de los principios de orden universal. La idea más cercana, la más capaz de evocar el profundo significado de la tradición, seria la de una filiación espiritual de maestro a discípulo, de una influencia formadora, análoga a la vocación o a la inspiración, tan consustancial con el espíritu como la herencia genética lo es con el cuerpo.

Se trata de un conocimiento interior, coexistente con la vida, de una coexistencia y al mismo tiempo una conciencia superior reconocida como tal, de una consciencia inseparable de la persona que nace con ella y constituye su razón de ser.

Desde este punto de vista, el ser es enteramente lo que transmite, no existe más que por esta transmisión, y en la medida en que transmite. La independencia y la individualidad son simples ilusiones vitalistas que testimonian un alejamiento progresivo y un descenso continuo a partir de un estado extensivo de sabiduría original.

Ese estado original puede estar representado por el concepto de centro primordial, del que el Paraíso Terrenal de la tradición hebrea constituye uno de los símbolos, teniendo bien extendido que ese estado, esa tradición y ese centro son tres expresiones de la misma realidad.

Gracias a esa tradición anterior a la historia, el conocimiento de los principios ha sido, desde el comienzo de los tiempos, un bien común de la humanidad que se ha expandido en las formas más elevadas y más perfectas de las teologías del periodo histórico.

Pero un decaimiento general y natural, engendrador de especulación y oscurantismo, ha formado un abismo creciente entre el mensaje, los que lo transmiten y los que lo reciben.

Así cada vez se hace necesaria una explicación, pues aparece una polaridad entre el aspecto exterior, ritual y literal, y el sentido original, convertido en interior, o sea, oscuro e incomprendido.

En Occidente, el aspecto exterior, social o exotérico, adopta la forma religiosa. Destinada a la multitud de fieles, la doctrina se ha dividido en tres elementos: un dogma para la inteligencia, una moral para el alma y los ritos para el cuerpo.

Durante ese tiempo, y en el aspecto opuesto, el sentido profundo, transformado en esotérico, se hundía cada vez más en aspectos tan oscuros que era preciso recurrir a ejemplos paralelos de las espiritualidades orientales para reconocer su coherencia y su validez.

El progresivo oscurecimiento de la idea de tradición, hace tiempo que impide comprender el verdadero semblante de las antiguas civilizaciones, orientales y occidentales, y al mismo tiempo nos ha prohibido el retorno al punto de vista sintético que era el suyo. Solo la perspectiva de los principios permite comprenderlo todo sin suprimir nada, realizar la economía de un vocabulario nuevo, ayudar a la memoria y facilitar la invención, establecer enlaces entre las diversas disciplinas, incluso entre las más relativamente alejadas entre si, reservando a quien se sitúa en ese centro privilegiado, la inagotable riqueza de sus posibilidades, y eso solo gracias a los símbolos.

Fuente: http://docente.ucol.mx/al029165/public_html/esot.htm

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28 feb 2011

Martes Lobsang Rampa


Acerca del Autor

Tuesday Lobsang Rampa o Martes Lobsang Rampa, fue el seudónimo literario de Cyril Henry Hoskin. Nació en Plympton, Inglaterra el 8 de abril de 1910. En vida publicó 19 libros de temas diversos relacionados al budismo tibetano y filosofía oriental, sus obras crearon muchas controversias. En noviembre de 1956 se publicó en el Reino Unido El tercer ojo, el primero de los grandes éxitos de ventas de Lobsang Rampa, unos años despues publica El médico del Tibet (1959), y El cordón de plata (1960). En ellos cuenta, en primera persona, su presunta autobiografía, comenzando por su infancia, su vida y milagros como lama nacido y educado en Tibet a principios de siglo; narra cómo fue educado para ser un monje-médico en el Monasterio de Chakpori, alcanzando el título de Lama y posteriormente de Abad de su orden. Lobsang Rampa también cuenta cuando salió por primera ves del Tibet, llega para estudiar Medicina en China, en la universidad de Chungking, tiempo despues es tomado prisionero viviendo peripecias en campos de concentración rusos y japoneses. Lobsang Rampa murió en Calgary el 25 de enero de 1981, a la edad de 70 años. Cyril Rampa, como así lo llamaron posteriormente, nos deja en sus obras trabajos muy fascinantes llenos de aventuras que enriquecen la imaginación de cada lector.

27 feb 2011

21 feb 2011

El Tercer Ojo



El Tercer Ojo - (1956) 

Aquí es donde comenzó todo; una autobiografía sobre un viaje del hombre joven en hacer un Lama médico y experimentar una operación para abrir el tercer ojo. Nos demuestran una ojeada en la manera tibetana de la vida en el monasterio y la comprensión profunda del conocimiento espiritual. Hasta que esta vida de lamasería del punto a tiempo era desconocido, incluso a esos pocos que habían visitado realmente Tibet. Lobsang ensambla la vida en el monasterio y aprende la mayoría del secreto de ciencias esotéricas tibetanas y mucho más.

Lobsang Rampa, narra gran parte su juventud, desde que era muy pequeño hasta cumplir los veinte años, cuando salió de su hogar siendo solo un niño de siete años obligado por su padre para presentarse por primera ves a las puertas del monasterio de Chakpori y ordenarse como lama, las vivencias dentro de ese lamasterio que tubo que pasar no le fue nada fácil, es sometido al riguroso entrenamiento propio de los sistemas de desarrollo acelerado que se practican en esos centros orientales. el autor narra en detalles con frescura y sencillez, no exentas de cierto ritmo y amenidad, la vivencia cotidiana en el seno de una comunidad de monjes, de las rutinas y prácticas devotas. Luego de algunos años el joven Lama es enviado a China para continuar sus estudios. Lobsang Rampa logró popularizar nociones místicas como la del "tercer ojo" y los secretos del budismo lamaico, mucho más de lo que los orientalistas habían logrado hasta la redacción y edición de esta obra.


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20 feb 2011

El medico del Tibet



El Médico de Tíbet - (1959)

 También conocido como “El Medico de Lhasa”. En esta obra el autor continúa narrando la historia cuando llega a China y sepresenta a la universidad para especializarse en Medicina en la universidad de Chungking. Esta historia esta llena de infortunios que el joven lama enfrenta, gracias a la preparación que recibió en el monasterio, Rampa logra sobrevivir y enfrentar los retos impuestos por el destino. Una apasionante historia llena de aventuras conmovedoras que echará a volar la imaginación del lector.

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19 feb 2011

El Cordón de Plata



El Cordón de Plata - (1960) También conocido como "Historia de Rampa"

El viaje de Rampa continúa de Korea a Rusia, Europa y Estados Unidos, finalmente terminando en Inglaterra. Lobsang es capturado como prisionero de guerra y torturado por no dar información a los japoneses, se escapa conduciendo los coches de lujo. En este libro Lobsang debido al mal estado físico que se encontraba habita (trasmigración) el cuerpo de un hombre inglés llamado Cyril Henry Hoskins (nombre propio del autor) impaciente de dejar este mundo, permitiendo a Lobsang continuar su tarea especial. Usted lector al final sacará sus propias conclusiones


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18 feb 2011

La Caberna de los Antepasados



La Caberna de los Antepasados (1964)

Lobsang Rampa nos introduce de nuevo en el mundo de las lamaserías del Tibet y en los misterios que allí se encierran en éste libro que trata esencialmente de lo Oculto y de los poderes del hombre. La carverna de los antepasados en sus doce capítulos describe las costumbres y prácticas de los lamas e invita a la comprensión metafísica y ética de las mismas. Este es un libro que habla de lo oculto, del conocimiento que dejaron nuestros antepasados y que plasmaron en las montañas del Tibet. Escrito en un lenguaje accesible, simple y didactico lleva al lector a conocer la cautivante riqueza espiritual de los lamasterios del Tibet.

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